domingo, 28 de abril de 2013

Intervención internacional ¿Juegos de geopolítica o humanitarismo?

CUANDO los medios informativos resaltaron los "vicios" de las elecciones presidenciales en Venezuela, la idea -no dicha, pero sí anhelada- era intervenir presionando al entonces candidato Maduro para que deje paso a Capriles porque -como ellos no podían verlo de otra manera- no era posible que él ganara, de acuerdo a esa lógica.

Más allá de la lid electoral, cabe preguntarse qué hacer cuando situaciones sociales internas comienzan a ser "exportables" hacia otras naciones. El fenómeno del sicariato, la violencia de "maras" y demás han golpeado casi toda la región de Centroamérica, parte de Sudamérica, con la posibilidad de infectarse hacia otras partes del sur.

Lo lógico sería que los países afectados tomasen medidas entre ellos para evitar estos actos criminales "de exportación".

Pero también -más allá de los problemas "glocales"- se encuentran fenómenos como la guerra interna. ¿Intervenir o no? En un post anterior, mencioné que la solución siempre la tendrán los afectados, puesto que la (i)legitimidad de un gobernante repercute en que la población quiera mantenerle o no. Si grupos opositores quieren hacerlo, no se les puede achacar el mote de minoría como justificación para avalarles o no.

¿Por qué?

Una minoría puede ser, en su uso, un grupo de gente que quiere velar por intereses propios o generales. Eso no dice mucho. Podrían ser minoría una ONG que defiende la naturaleza, podrían ser oligarcas, podrían ser derechistas, podrían ser izquierdistas. Por las causas más egoístas, o por las que beneficien a los demás.

Oposición puede ser mayoría, y sin embargo tener un poder menor ante la Realidad. Oposición puede ser un grupo demócrata frente a una dictadura, o un grupo anquilosado en lo peor ante una mayoría que abraza la democracia. 

Eso dice que cada caso hay que estudiarlo.

Siendo así ¿Cómo entender cada caso particular? Por historia, tenemos justificaciones de intervenciones en otros países para rendir honor a la vida, a la libertad, y a otros que realmente podrían no haberlo sido. La mejor manera de intervenir en un país que se desangra es simplemente refugiarlos. Los países hacen mucho dejando "pelado" a un territorio sin mucha gente porque la buena se fue, la mala se ha atornillado, y los que no han podido y son buenos no saben cómo salir. 

Esa es la prueba más dura que revela un gobierno desnaturalizado: Que ni sus propios compatriotas quieran mantenerse pese a lo peor.

¿Un gobierno, por más hipócrita y misántropo que sea, podría resistirlo? No. Sería la nación a quien no gobernar, a menos que sean entre ellos. Un palacio para cien pulgas.

Claro que los países vecinos sufrirían problemas de sobrepoblación durante sus primeros momentos. Diferencias históricas, étnicas o lingüísticas rozarían estas relaciones. Los sistemas sanitarios colapsarían, y si el espacio geográfico es reducido, lo siguiente será llevarlos por otras regiones más lejanas.

¿Eso es más barato que gastar armas en grupos guerrilleros, o en "meter" napalm? Ni idea. Pero es más humano.

Para quienes crean que Venezuela -que es el caso más notorio- necesita ayuda ¿No es más fácil darle cobijo a quienes "no puedan vivir su libertad" hasta que "colapse el tirano"? Sí, pero es más efectista -creo yo, por desgracia- decir que es hora de bajarse al dictador.

Leyendo a otros comentaristas, pareciera que defender o atacar a ciertos regímenes te hace de tal o cual manera. Aclaremos. Las cosas que han sucedido en distintos gobiernos tienen que ser respondidos por sus gobiernos a sus pobladores. Que a los norteamericanos les guste el juego de la libertad, aunque no todos protesten por Manning -el supuesto delator en el caso Wikileaks, que lleva mil días sin inicio de un juicio-, dice mucho de ellos. No sé a dónde se habrán ido los que patalearon por Viet Nam.

Que los ecuatorianos le perdonen las bravuconadas verbales de Correa a los medios de comunicación, sin que ellos consideren atentado contra la libertad de expresión, esa matería es asunto de ellos. Y no es porque, como se volvió de súbito en el 36 en Alemania, todos se fueron contra las víctimas para ser parte de una enloquecida oclocracia. 

Aquí, no obstante, hay un punto de quiebre en cuanto a lo dicho por mí anteriormente. Las sociedades pueden estar enfermas. Y no hay manera de curarlas si es que no se dan cuenta de ello y actúan en consecuencia. Evidentemente que una sociedad con personas que comprenden el valor de lo cívico -por poner un ejemplo- responderán de manera más humanitaria frente a quienes no. Respetarán las instituciones más que quienes no sean cívicos. 

Esa es una diferencia que sí puedo admitir, en cuanto a que las sociedades son mejores que otras. Puede ser una sociedad rural, una tecnológica, una muy sobria, o de lujos, pero el civismo es cimento para cualquier arquitectura.

Y una sociedad que realmente dice defender valores como la paz, la democracia, más que decirlo, lo hace. Más que pronunciarse, construye. 

martes, 23 de abril de 2013

Venezuela: La muerte de la democracia

Si alguno de los dos hubiera salido, yo ya la tenía esperada.



ANTES de que pueda verse esto como un escrito anti-Maduro -o antichavista, eso queda en el razonar del lector-, sé que el titular a primera vista llame a una condena contra los excesos cometidos por el gobierno venezolano. Sin embargo, hay mucho por donde desmenuzar -"sinónimo" de analizar- antes de llegar a dicho punto.

Dejo claro que mis simpatías al gobierno venezolano, desde la aparición de Hugo Chávez a la presidencia, son reales. Sé que durante su mandato se hicieron actos, hubo cosas que se dejaron de hacer y cosas de las cuales se abusó. Quienes quieran llamarlo a priori dictador o revolucionario, por desgracia, no entra a tallar en el artículo. 

Entonces, para tal preámbulo, inicio con que las elecciones en Venezuela han originado un escozor sin límites en aquellos bandos que se proclamaban pro-Capriles. Que "Pajarito" Maduro haya ganado por una escasa diferencia, que sus diferencias con el heredero del chavismo realcen errores y cuestionamientos que parecen omitir o callar con otras naciones -lo cruel que hace China o Estados Unidos, por ejemplo, son igual de condenables- son motivo suficiente como para deslegitimar la elección. 

Y es que toda elección, en tanto sea transparente y respetuosa con la voluntad de los electores, es sana. Sea el elegido un asesino en masa, una persona honesta, un criminal o un idiota. No se puede legitimar un acto que en la práctica ilegitime las elecciones.

Pero eso pareciera que los periodistas peruanos anti-Maduro han querido expresar. Desde un rechazo para entender que "Niki" no es bienvenido, existe en el discurso mediático el ímpetu por desear a una "Fuerza Todopoderosa Democrática" -llámela Estados Unidos, si quiere-. 

Lo primero que omiten estos periodistas -Álvarez Rodrich, Rosa María Palacios, et al- es que sólo, y sólo el pueblo venezolano tiene la potestad de rebelarse contra su presidente. Lo odioso en Maduro fue ensartarse como presidente bajo encargo. No correcto. El presidente del Congreso debió estar en el interín. Pero si a los venezolanos les dio igual, son ellos quienes deben asumir sus consecuencias -sea la elección el mejor futuro para la nación del joropo, o su peor desbarranco-.

Eso dice mucho de lo segundo: El silencio a la crítica electoral. No puedes criticar a presidentes de manera tan abierta sin dar con palo a los ciudadanos. Un presidente es ladrón porque su pueblo -ponte lejía, alcohol y veneno en la herida, eso no aminorará el dolor- en parte lo es. Ahora, no es que existan los electarados -sorry, Aldo-. A la población no se le califica por inteligente o idiota. Vive del momento. Pero su mente está en constante (d)evolución en tanto se les forme. 

Así ¿Van a decir que los venezolanos merecen ser revocados?

Es cierto que, llegado a un punto, la oclocracia usurpa las instituciones gubernamentales. Sin una población que exija resultados a corto, mediano y largo plazo en aspectos tan relevantes como el contrapeso y el saneamiento de su burocracia, a la larga termina enquistándose la corrupción -capitalista o comunista, en un estado elefantiasico o chiquito- y hace lo suyo en desmedro de los demás. No puedes exigir un gobierno -que no digo democracia, que me basta un gobierno respetuoso de su población, sus leyes y sus aparatos para que sea bueno- si no sacrificas algo por éste.

Es entonces cuando se observa también que en Venezuela existe lo reaccionario. Miembros pro-Maduro andan en caza de brujas para "dar de baja" a falsos rojos: Gente que dice apoyar el chavismo, pero vota por Capriles. Esto, que sucedió en cualquier sociedad posrevolucionaria, es insano para un país que necesita despolarizarse y reconciliarse, que necesita entender y respetar las diferencias ideológicas. 

¿El camino a Venezuela será fácil con Maduro? No. ¿Con Capriles? Quién sabe. ¿Qué le queda al presidente "Pajarito"? Reordenar el estado. Hacerlo más eficiente. En tanto su burocracia responda a lo que necesita dicho país. Enfrentar las "atrocidades" de Chávez -corrupción, seguridad interna, alimentos que escasean- para recordarle como el "Hijo de la revolución". 

(Sonó huachafo. Lo sé).

Retomando el título ¿De qué democracia se habla, cuando hablan los periodistas?

El problema es que tal palabra ha perdido fuerza, tanto en el desgaste por su perversión -"eres demócrata si eres mi amigo, no eres demócrata si no lo eres"-. Para que el lector se haga una idea de tal concepto, pero el concepto que los periodistas quieren revestirle, debe estudiar las fuentes de opinión que sustentan tal afirmación. Apoyarse en rusos da una idea, en norteamericanos también.

Lo imposible de la semana: Alianza fuji-caviar contra Maduro. En un evidente acto contranatura -del cual ninguno dudó en desprenderse hasta que Capriles comparó Venezuela de Chávez con Perú de Fujimori-, ambos han quedado chamuscados. No es la coalición del FREDEMO, o la de aquella combi electoral llamada Cambio Radical -cuántos habanos habrá quemado Barba Caballero tras la desazón sufrida-. Que organismos de Estados Unidos financien la Sociedad Interamericana de Prensa puede obscurecer la independencia de dicha institución, porque más se le ve como caballito de batalla de sus intereses antes que una opinión divergente y respetable.

La elección en Venezuela, tal cual, ha matado el concepto "armonioso" tenido por democracia. Nunca el debate se había vuelto tan convulso en Perú desde inicios del 2000. 

Los presidentes de la Unasur han preferido -como dice Manrique- legitimar a Maduro antes de que se vuelva fácil alguna otra intrusión del gobierno norteamericano en la agenda democrática de América Latina.  Es entendible.


miércoles, 20 de marzo de 2013

El retorno de la nación fratricida


Imagen. Lambayequeactual.com
Composición: Jair Emeterio.

UNO de los aspectos que hace a una nación es la cohesión entre sus miembros. Más allá de esta obviedad, creo que es necesario reafirmarla sí o sí. Perú, en sus múltiples fracturas sociales, económicas, políticas e históricas, ya no puede darse el lujo de seguir tal cual. Eso, a menos que queramos parir un Sendero Luminoso siglo XXI... Alto, ¿que acaso no es así ahora mismo?

I. Social

Comencemos diciendo que Perú tiene fracturas que no sanarán de súbito. Esto es un proceso de décadas, si es que no de siglos, para que se consolide. La sociedad, quieran verlo o no, tiene clases escindidas por aquello que somos, en un sentido de lo vivido: el apellido, el origen, nuestras casas de estudio -colegio y universidad-, algo que no debería ser porque, en teoría, somos iguales.

-Ya, dejad de reírse, fue un buen chascarrillo-.

Si no les parece lo que digo, pregúntense si tiene más valor el apellido extranjero, un colegio con más fama que otro, nuestro lugar de origen. Sobre lo primero, lo políticamente correcto hará que la primera cosa dicha sea "no, si me importa más un apellido autóctono". Sure. Siguiente, los colegios se ganan a buen pulso una fama de exitosos, en el caso que lo sean. Pero el colegio, aunque te venda esa imagen, no garantiza que el alumno sea tan destacado como te lo venden. De perogrullo, caso contrario busquen el cuento del asno que se comió el libro y creyó ser sabio. Y tercero, acerca de nuestro lugar de origen puedo atreverme a considerar que un apellido marcadamente foráneo atrae más que un apellido de alguna comunidad cercana. Si dicen: vengo de Xlandia, en muchos casos quedaremos fascinados por "el foráneo". Cosa de idiosincrasia peruana. Pero pueda ser que también valore, por la añoranza, personas que vengan de un mismo barrio o ciudad, y sobre todo si es que ambos estén fuera. 

II. Económicas

Entre las fracturas económicas tenemos aquellos surcos -no quiero decir brecha... oh, lo dije- que nos separan entre todos debido al dinero. Las comunidades limitan un espacio geográfico donde se genera dinero e interacción social. Véase Miraflores, Puente Piedra, Los Olivos. Como nichos. Quienes se mueven en estos entornos generan un tipo de interacción que varía en distintos distritos -el comercio "ambulatorio" en esos distritos es distinto-. El estancamiento o progreso de aquellos lugares influye en la gente, que si bien no se quedan allí para trabajar, el dinero es invertido allí. Esto podría mantener o acelerar el avance de estos distritos. 

Pero en muchos casos, los distritos se quedan en guetos -que existan sectores más o menos míseros dentro de un distrito es todavía más desconcertante-. Y el asunto en la ciudad y el campo es abismal. 

III. Política-histórica

Si política es el arte de buen gobernar, tengan por seguro que habremos tenido, a lo mucho, diez años de políticos en toda la historia republicana. Con suerte. Y sin datos numéricos. Lo demás ha sido una dictadura de cleptócratas. Aprovecharse del estado como botín, llenarlos de círculos de amigos, corromperlo desde raíz, permitiendo que la gente desconozca lo que debe recibir y merece, abusando de las leyes, es un antónimo a política. Las divisiones entre bandos políticos ha sido una historia no tan cruenta como en otros países -Colombia y Venezuela-, donde la violencia entre la izquierda y la derecha -o liberales y conservadores- ha sido tangible. 

Nuestra tragedia comenzó cuando todos los caudillos quisieron ser presidentes. Apenas teniendo un enemigo en común -España, cuando intentó retomar Sudamérica por las malas- tuvimos que unir gato, perro y pericote -Chile, Perú entre otras naciones- para salvarnos entre todos. Me imagino que por aquellas fechas el amor a lo pasado -el coloniaje hispano, por supuesto- estaba tan presente como nunca, y dentro de nuestra sociedad habremos tenido quintocolumnistas. Léase, traidores. 

Retornando un poco antes, en la Confederación Perú-Bolivia Chile y Argentina nos asaltaron para escindirnos. Y quizá -no tengo número a la mano, ni datos- hubiéramos respondido "Ni se les ocurra" de no ser porque había personajes peruanos en contra de esta unión por... motivos raciales. Mucho "indio" en Bolivia, decían en aquellos tiempos. En la Guerra contra Chile, el asunto es parecido. Cáceres sobrevivió como fuere, sin la ayuda de compatriotas. Peruanos filo-chilenos ahondaron nuestra situación crítica. Un Echenique por allí -que gobernó antes de-, un Iglesias por allá, un Prado -hasta ahora esperamos los pertrechos-... Perdimos ya que, si bien no estábamos tan preparados tecnológicamente, la división nos hizo trizas.

Con el terror izquierdoso importado desde Estados Unidos, Mariátegui y Haya -bueno, en realidad este último porque José Carlos no vivió mucho para ser objeto de miedo- eran los patitos feos. Y varias veces el Partido Aprista Peruano ganó las elecciones y se las arrancaron de las manos gracias a "militares fervorosos de la patria". Tras el viro a la derecha, parte del PAP se escinde y se funda el MIR, y gana Ollanta Humala en 1963... digo, Belaúnde.

-Dato: Belaúnde candidato se hacía llamar nacionalista, y juega con la derecha tras su elección ¿No les recuerda a alguien?-.

Tras la revolución cubana, Estados Unidos toma nota de que tiranos no pagan para evitar la "infección" del comunismo, y menos si los pobladores viven miserablemente. Por eso maquinan la Reforma Agraria para aplicarla a toda Latinoamérica para contentar a sus pobladores. En ese momento, terratenientes poseían extensiones en plantaciones. Eran virtualmente señores feudales. Mini reyes en una localidad determinada. Pero a los dirigentes no les hizo mucha gracia tener que repartir el espacio. USA quería campesinos tipo billhillies, pero ellos querían "pongos". Y si bien cada situación en cada plantación es historia distinta -de familia sé que mi abuelo siempre trató bien a los trabajadores-, para nuestra """"suerte"""" (por si cuatro comillas no bastase) llegó Velasco, que llegaba de darle tas-tas en 1965 a los terroristas del MIR, y da un golpe. 

-Ojo-pestaña y ceja, la versión de Reforma Agraria velasquista con norteamericana son distintas. La versión "chola" va de raíz-.

Manifestaciones en una universidad ayacuchana incuban el futuro pensamiento de Abi, líder de nuestra peor pesadilla con rótulo paradójico: Sendero Luminoso -que de luminoso apenas lo soportaba el nombre-. Sin la esclavitud de abusivos terratenientes, Abimael llegó a una serranía sin muchos pobladores -que si pillaba a los descontentos antes de Velasco, quizá el asunto hubiera sido más umbrío- e incluso así mantiene el plan que devasta nuestra nación. Aunque, según las aparentes intenciones -cuya realidad parecía distanciarse con lo planteado-, ellos querían la igualdad.

Y esto es importantísimo. Alguien quiere igualdad cuando no la hay. Esto lo dejaremos para otro momento.

Tras el regreso de Belaunde, la separación ideológica de la nación se vuelve virulenta. La izquierda termina hipotecándose a Alan García, pero es peor su indecisión frente a los actos de SL debido a que su planteamiento era tan romántico, como las acciones que realizaban en aquel momento ¿Por qué esto último? Porque la izquierda se metió de aventurero guerrillero en una época de verdad hostil para la misma izquierda. ¿Qué fue, si no, el Plan Cóndor en Argentina, Chile, y otras naciones sudamericanas? A la caza de Pinochet y el triunvirato de militares gauchos, ser de izquierda era o un militante neuronal o uno con conocimientos en combate. 

La hipoteca en favor de Alan y la indecisión de la izquierda los hizo polvo. Y hasta ahora.

Con Fujimori, el asunto era de menos ideología. Ya no importaba el color del gato, pero eso nos demostró que si bien eso era lo de menos, lo importante era que no estuviera en complicidad con las ratas. Desvalijados, perdimos. Pero teníamos otra separación. Proterrucos contra patriotas. Quienes cuestionaban las manera fujimoristas eran los malvados, los crueles, los insensibles ante el sacrificio de militares, por no decir defensor de terroristas -aunque la víctima sea un poblador sin ton ni son-. Cabe destacar que la mayor cantidad de muertos se dio con las políticas de hace 10 años antes de 1993. Nos volvimos a separar como nunca.

La prostitución de militares... digo, el acta de sujeción de generales, remarcando la fidelidad a Alberto Fujimori, era la cereza a tanta época cruel. Pero si nos pareció bueno librarnos de Fujimori, otro debate académico social fue la negación a lo vivido, hacer de permisible los abusos de Fujimori, o peor que justificarlo fue invisibilizarlo y desprestigiar cualquier intento de revisar la historia "oficial" -escrita a mano en los 90-. Hablo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, plausible de tener fallas, pero útil de igual manera para entender qué pasó. Medios como Expreso saltaron porque los creadores de este informe volvían mierda todo lo dicho por ellos durante el decenio hediondo.

Años después, con la teoría fallida del chorreo, el crecimiento de grupos ambientalistas filo-izquierdistas, la creación de economía va sin compás por malos manejos al momento de crear un contrato beneficioso para ambas partes -la realidad dice que cuando los corruptos se meten en esos trámites, el Estado pierde y la empresa gana, y corruptos o corrompibles pululan en la función pública-. Por ejemplo, empresas mineras. Esta fricción económico-social ha creado discursos para los medios de acuerdo a sus intereses o en lo que crean. Ellos simplifican un mundo para crear consensos y salir a defender/atacar lo que ellos quieren. 

Ahora tenemos un hijo llamado Movadef. Más allá de que si quieren una amnistía general para Fujimori y Abimael Guzmán, parece ser que tiene entre sus filas a un cúmulo de personas que han olvidado quién es quién en nuestra vida. Bien, ellos tienen el derecho de pedir la liberación de ambos apelando a la reconciliación nacional. Si les asquea eso, que quede claro que eso HA SUCEDIDO en Latinoamérica. Lula da Silva ha sido terrorista. Rousseff también. Mujica también. Y tuvieron que amnistiarlos para crear "reconciliación" en ambas naciones. ¿Puede de verdad pedirse eso en Perú? Es una misión casi imposible, porque implica pedir perdón en ambos bandos.

-BASTA DE RISAS, por favor-.

 ...

Perú, siglo XXI, no tiene la cohesión política para respetar un plan que trascienda de los partidos políticos -o aventureros de turno- para poder desarrollarnos. Carece de personas preparadas en masa que puedan trabajar en la función pública y gestionarnos. No tenemos la voluntad para que nuestros políticos nos respeten y se respeten frente a injerencias extranjeras. Y es histórico-político.

Perú, siglo XXI, no tiene un plan educativo que haya sobrevivido más de 10 años. No quita empresas privadas que fungen como fábricas de malos profesionales. No da los lineamientos para lo que el país necesite de aquí a 10, 20 y 30 años. No tiene un plan maestro para crear ciencia. Y económicamente estamos en un boom de chiripa. Porque el día en que se nos acaben los recursos, ese día volveremos a ser los patitos feos. 

Perú, siglo XXI, tiene una ciudadanía -incluyéndome- con motas de anomia e irrespeto a las normas cívicas e incluso legales. En el bienestar personal se olvidan del otro y eso nos parte a trozos. Sin colaborar entre nosotros ¿Por qué un presidente, un alcalde o un consejal tendría que hacerlo?

Sendero volverá, quieran o no. Con otro nombre, otra fachada, o en algún tiempo lejano, y demasiado probable que sin sus dirigentes. El asunto para evitar eso es justamente buscar una identidad -dentro de nuestro crisol genético- que nos cohesione, aceptando lo vivido y resarcir lo herido, buscando el bienestar social sobre el personal y con política de verdad. Sin desigualdad, el leit-motiv senderista se desintegra.

Y así progresamos.

lunes, 18 de marzo de 2013

Semana Final: Epílogo

¿Y ahora qué?

Oh, Villarán, qué mal que te has quedado. Ahora tú, perro del hortelano, que no robas ni dejas robar, estarás en el sillón de la comuna metropolitana mientras ordenas la ciudad. No, qué horror. Ahora las cutras tendrán que ser vetadas a mordiscos villaranescos, sin mafias que hagan de la suya, ni "empresaurios" que jueguen contra el bien de sus trabajadores  y del bien común.

Mal, mal, qué mal, por Dios. Ahora Lourdes me dijo que no me iré (?). Hasta la loooooooser me hace bullying. Hasta el cieno. NO, POR DIOS, NOOOOOOOOOOOO...

Mariátegui Blues (funeral para un Aldo).


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El síndrome Aldo Mariátegui es digno para los anales de los medios de comunicación, ya sea para evaluarlos como el caso más patético de interferencia en elecciones políticas, o como la lección número uno: más mierda tiras, más hedionda queda tu mano.

El problema con Mariátegui nieto no es que tome partido por lo que cree -si ese fuera el problema, estaríamos en dictadura, democradura o dictablanda-, sino porque sus justificaciones -qué o cómo, allí va el detalle- acerca de sus opiniones son sinceramente pobres. No convencen a menos que seas un ideologizado. Bien, todos tenemos una ideología, pero nos movemos por espectros y matices, de acuerdo a lo que nos dicta la experiencia vivida o leída, que nosotros asumimos como verdad o cómo funciona el mundo.

Es un fan antes que un periodista, alguien que oculta parte de la verdad porque le es incómoda y contradictoria. Alguien sin balance. Bien, muy pocos medios de comunicación lo son al cien por ciento. La República lanzó débiles ataques a la alcaldesa en comparación con toda la maquinaria desplegada para su férrea defensa. El Comercio jugó a doble cachete, sin definir posiciones hasta último tiempo. Los miembros de Epensa -Correo, Ojo et al.- licuaron a Villarán. 

El problema con casi todos esos medios fue el poco análisis a lo que Villarán había (no) hecho durante su tiempo en el sillón municipal. O para ser específico: Más se desvivieron por mostrar algo hiperreal, una condición casi natural de un medio informativo. O es bella, o es fea. O es Dios, o es Diablo. Destacaron lo más llamativo para levantarla o cargársela sí o sí. Ponderar o buscar una imagen completa parecía una ilusión. 

¿Es entonces Mariátegui nieto el caso más notorio? ¿Un traidor a la falsa petulancia de los medios de ser equilibrados en sus opiniones e informaciones? ¿Alguien que no teme creer en los -verbigracia- Pitufos incluso si jamás los haya visto? ¿Alguien que tiene la fachada de usar más el hígado y los intestinos antes de hablar? 

En "Filipinas es mi jardín", novela de no-ficción acerca de los últimos días de la dictadura filipina de Ferdinand Marcos, Manuel Leguineche cuenta que uno de los periodistas comprados por la dictadura balbuceaba frente a la televisión los resultados electores. Se dio el lujo de señalar que "Aquí debía haber un error" cuando su candidato perdió frente a Corazón Aquino. Mariátegui, por fortuna, no usó su lengua para tal perrada. 

Pero, qué va. Si usó su mirada...

sábado, 16 de marzo de 2013

Semana Final: Sábado

Captura: Gran Combo Club.

LIMA -en la ciudad construida de chismes digitales- está alborotada con platillos como desayunos, almuerzos o cenas que enmascaran filtraciones sobre las encuestas. Más allá de los números, creo que hemos perdido desde el momento en que un impresentable como Castañeda Lossio digitó la campaña de demolición contra Susana Villarán.

A diferencia de muchos periodistas que se han desmayado al vivir la primera revocatoria en Lima, yo no esgrimo sus tontos argumentos para estar contra una revocatoria. Son argumentos de derecha, ¡Y la izquierda la está usando! Diablos.

Dicen que cuesta mucho una revocatoria: Sí, pero la democracia cuesta. Si la quieres mantener, saca de tu bolsillo. Para elegir a tus congresistas y presidentes, te cuesta. 

Dicen que la revocatoria está mal planteada: O mejor dicho, que debe ser regulada de manera más específica. No le pongo peros a esto, ya que es la primera vez que sufrimos en carne y hueso lo que significa que quieran revocar a un alcalde -yo voté por ella, y a pesar de sus yerros todavía le admito y respeto como mi burgomaestre-.

Dicen que la revocatoria desestabiliza la democracia: Cierto, pero un alcalde que se gana todas las papeletas para que sea revocada no puede invocar ello. En el caso Villarán, no ha hecho méritos para que sea revocada. La revocatoria es un derecho que no debe ser invocado como arma de enemigos ni para bajarse al "bueno" de turno. 

Dicen que la revocatoria perturba las inversiones: Aquí dos cosas. CARAJO, es un discurso de derechas cuando viene un "antisistema". Que lo usen ellos no me sorprende. De verdad que no. Así te venden -que no es un fenómeno peruano, así es en todo el mundo- la moto. Pero en políticos de izquierda, cuyos miembros, en algunos casos, hayan declarado contra esa frase, sinceramente me asquea. 

No es que ser de izquierda moderna te da derecho a usar todas las armas disponibles de la derecha bruta, esa que gusta de venderte miedo y no realidad. DOS, es cierto que pueda perturbar las inversiones, pero que se entere el lector que cada elección es un factor a tomar en cuenta para invertir en un país o no. Es una obviedad. Lástima que Villarán y cía declarasen eso. Yo lucho contra un dicho tan maniqueo como ese.

Por otro lado, los miembros del Sí están en su peor momento. Incluso ganando, ha sido A PESAR DE -como Villarán, que ganó con las justas-, porque sus altas cifras al inicio de la revocatoria han descendido de manera monumental. Yo recuerdo las cifras de 7 personas de 10 contra Villarán. Mírales ahora. Y si bien Villarán deberá replegar sus fuerzas para que no le arrebaten sus votos en mesa, el hecho de que estén mendigando votos los amarillentos, dice de cómo ha perdido fuerza, ya sea por una reflexión de todos los votantes -para confirmar o cambiar su voto- o por balazos en el pie de los revocadores.

Pero es que perdimos desde que Castañeda digitó la orden para vacar a mi amada Rojarán. Ha demostrado, más allá de las cifras de mañana, lo vil que se transforma la ciudadanía cuando no le educan moralmente. Prostituirse para ser un "búfalo", estar en mesa y picotear votos, gritar a viva voz lo que tu bolsillo necesite sin creer en ello, insultar porque quieres mantener tu chiringuito, agarrar a cuchillazos la escasa catadura moral entre nosotros, engañar o dejarse engañar por un cuento en el que te beneficias, y todo por la plata, demuestra lo bien que nos hace falta una sacudida a la mala para que valoremos de verdad una democracia hecha de neuronas, no hecha a machetazos.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Semana Final: Miércoles


Composición: Jair Emeterio.
¿No les pillas?  De izquierda a derecha:
Recabarren (chileno), Mariátegui (peruano) y Allende (de Chile, nacida en Perú).


ADICTO. No más queda decir de mí y el Age of Empire III. O quizá pudo serlo hasta que probé unos trucos que afectaron mi ánimo. Esa vía de golpes de tecla mató el gusto por el juego. Que, hasta antes de llegar ese saber de Prometeo, me divertía en demasía. Jugarlo me ha despejado ciertas dudas y me ha quitado una pizca de humanidad... o inocencia.

El asunto es simple: Desarróllate con madera, alimentos y dinero. Tienes animales, bayas, árboles que talar y canteras. Puedes criar animales por si depredaste a ultranza lo que había en tierra. Puedes construir todo lo que necesita una civilización "moderna" -desde el nuevo mundo hasta el preludio de la revolución industrial, si no juegas en historia-. Pero no puedes plantar árboles, ni regar las margaritas. Y cuando juegas con la máquina, lo más probable es que quiera exterminarte.

Y si yo me decía: ¿Por qué atacarnos? Es materia de necesidad de supervivencia. Bien, hemos renunciado a la libertad de darnos a mamporrazos con el vecino para quedarnos con su casa -bueno, casi todos-, pero no nos duele -o a pocos les incomoda- matar animales para beneficio nuestro. Es común el fenómeno de entropía o desgaste de un sistema que necesita actuar para adaptarse a las necesidades. 

Cuando jugué con Daniel, dijo que estaba aburriéndose porque no disparaba. Que sólo estaba recolectando frutas y desarrollando su armada mientras yo elegía al filósofo y al presidente como dirigente para mi colonia. Mercados, un ayuntamiento, campos verdes, y entonces los cañones resonaron hasta que avasalló todo lo que había construido.

¿Por qué no dejar las armas? Me pregunté alguna vez yo. Es materia de desconfianza: Si no confías en que fulano, el violento, te deje en paz, estarás a la expectativa que tarde o temprano remueva tus huesos. Idear un mundo feliz es mi mayor utopía. Es cuestión de crianza y evolución: desatarnos de los episodios más virulentos de la historia geopolítica. Pero es cuestión harto complicada.

Para verlo en realista, usaré dos colores: el rojo para escribir lo que mi cólera -lo rencoroso- dice, y en azul lo que -la razón, mis deseos- mi cerebro revela.

"Es simple, si no invadimos Chile hasta llegar hasta la punta de América, no podemos confiar en que alguna vez sus militares inciten al ataque. Qué cuentos chinos les habrán contado a ellos de que Perú o Bolivia pensaron en destruirlos antes de. Claro está que se unieron con Argentina para destruir la Confederación Perú-Boliviana, cosa alentada por los peruanos traidores que no querían mezclarse con los bolivianos ya que era "demasiado indio". Soberana estupidez. Y si piensan que al atacarnos sin que les dijésemos o hiciéremos algo no les respondiésemos, están equivocados. En one LAN sería fumadero mientras Cencosud sería terreno baldío."

"Es que simplemente no entiendo cómo pueden pensar ciertas personas en que la guerra es la única solución. Si bien es cierto que sus militares tienen la educación de Pinochet, creo que tenemos mucho más que ganar ambos países en la paz que en la guerra. No sé cómo Chile se ha dado el lujo de armarse -bien, entiendo que es para protegerse en caso de un hipotético ataque, pero una escalada armada no ayuda, y menos al dinero que podrían invertir en desarrollar su país-. Es más, la idea de juntar ambas naciones, tener una sola moneda, y un solo ejército con la misma cantidad de miembros, podría ser más útil para ambas naciones. Desterrar los prejuicios -que ya van desde siglos- en ambos bandos para entrelazarnos es de lo más conveniente para ambos. Es más, sale barato unirnos entre países."

En Age of Empire III, el match termina cuando tú o tu equipo aplasta a tus oponentes. La vida real no es un juego -aunque ese juego sea una emulación de los actos más brutos y animales del ser humano-, y es más fácil que sigamos progresando: educación y confianza. Si educas, superamos las rencillas del pasado, si confías -desde ambos lados- será cosa de seguir hablando como debe ser, en el lado más hermoso de la persona: "si es que acaso estás triste, no demores en decirme que necesitas un abrazo".

lunes, 11 de marzo de 2013

Semana Final: Lunes


HOY los medios han dado su particular punto de vista respecto al debate -que no fue debate, o algo así-. Los alineados a la revocatoria se plegaron a la versión de Juárez, miembro del SÍ, con muy poco interés en cuestionarles. Los medios contra la revocatoria incidieron en lo carnavalesco, si es que no cobardía, del retiro y ausencia de los expositores que debían demoler argumentos para que Villarán se mantenga en la comuna.

Daniel, en favor del NO, me ha dicho que apenas vio el debate. Lo tachó de aburrido. Yo no tengo tele, así que intenté buscarlo por la red, pero fue acto fallido. No vi el debate, pero sí la lucha Townsend-Tulio. O Tulio-Townsend -como quieran-. Si Marco quisiera resistir los embates de las preguntas ferales de ambos conductores de Cuarto Poder, no debió decir -cosa que podría ser cierta- que ambos son miembros del club de fans de Rojarán -OK, él dijo Villarán, el cambio es mío-. Townsend ha demostrado que, en materia de ideas, sabe defenderse. Y aunque la cosa cambia cuando uno le lanza acusaciones -tan ciertas como falsas podrían ser-, mostró aplomo. 

Juárez declaró que Townsend y compañía -el mismo Jurado Nacional de Electores- terminaron por vetarle de participar. Esto puede interpretarse de mil maneras: Uno, que las normas en la presentación señalen que los expositores deberán hablar de acuerdo a lo establecido. De ser así, tras los revuelos al interior del partido del sol, no le quedaban muchas opciones a Juárez. Dos, que no exista tal norma y todo quede a libre disposición de ambas partes.

El error de Solidaridad Nacional: No tener cuadros "presentables" que sean capaces de resistir acusaciones. La participación del general en retiro bien pudo dar un golpe atroz -terreno de especulación-, pero lo develado en la foto -que per se no dice algo en favor o en contra del MOVADEF- bastó para que el discurso antiterrorista, o antiizquierdista, del partido del sol quedara mellado. Y siendo amables.

La situación respecto a quién ganará las elecciones de alcaldí... correción, si la alcaldesa Villarán se mantiene o se retirará a sus cuarteles de invierno, será un asunto de aquelarres y adivinos. Hay harta bruma electoral.

Lo claro es que los miembros del SÍ -que no puedo llamarlo equipo a ese espectro, ya por la falta de coordinación y resistencia- han hecho todo lo posible para que gane el NO, en caso que así sea. Estaríamos ante el Síndrome Aldito: A más mierda lance, más amarán al denigrado.

Composición: Jair Emeterio.
Imagen: Trome (Marco Tulio) y La Mula (Susana Villarán).